¿Qué tiene el deporte que iguala a gente habitualmente normal, e incluso inteligente, con auténticos cafres?

Germán Yanke

02/02/2006

No sé si ustedes siguen a Germán Yanke. Yo procuro hacerlo. Es un periodista de derechas. Y es un gran periodista. Les recomiendo especialmente que sigan los debates sobre los temas más variados que dirige cada martes en Telemadrid. De pocos programas informativos en radio y televisión -especialmente en televisión- se puede decir hoy en día que cuando terminan, queda uno con la sensación de que comprende mejor el tema del que se ha hablado que antes de verlo. El debate de cada martes de Germán Yanke es, sin duda, uno de ellos y es además la demostración palpable de que en comunicación todo está inventado, y los nuevos formatos -los debates esos del minuto para gente que no lee- tienen mucho que aprender de los tradicionales.

Germán Yanke es un periodista de derechas, y hace lo que debería hacer cualquier periodista, de derechas o de izquierdas, a la hora de enfrentarse, cada día, al reto de informar: ni ocultar ni imponer su forma de pensar. Ésa es la única manera de informar con honestidad sobre la actualidad política. Como decía antes, Yanke es un periodista de derechas. Ello, y las servidumbres propias del medio para el que trabaja -en todos los medios, públicos y privados, hay servidumbres- le imponen unos criterios para seleccionar la información y un punto de vista desde el que tratarla. Con estas limitaciones, que no todos los periodistas saben controlar -ahí están los casos de Federico Jiménez Losantos y el amateur Cesar Vidal-, Yanke realiza un telediario cada noche que, si no es objetivo -ningún telediario lo puede ser, porque la objetividad es una quimera- sí es honesto, y sí sirve al objetivo para el que deberían trabajar los periodistas: informar sobre la actualidad.

En fin, termino como empecé: recomendándoles que vean cada martes por la noche el debate de Telemadrid. Comprobarán con asombro que la crispación y la histeria partidista no son invitados obligatorios cuando se juntan a en la misma mesa personas de diferentes tendencias políticas.