¿Somos los que éramos?

Condeno a Ceaucescu (act.)

06/06/2006

¡Virgen Santa, cómo está el patio!. Yo fui carrillista de joven. Terrible pecado que nunca expiaré y que me obliga ahora a hacer penitencia. Y la hago, no sea cosa que vuelva Esperanza Aguirre a Madrid con la intención -saludable, por otra parte- de poner los puntos sobre las íes, al objeto de que no se confundan con simples palotes, y me recuerde la antigua amistad entre el político español y el fusilado camarada Nicolae. Así que con todo el dolor de mi corazón anuncio a bombo y platillo a todo aquel que me quiera escuchar que condeno todos y cada uno de los crímenes del Conducator. Y los de la Securitate, que menuda era esa.

Vaya peso me he quitado de encima.

ACTUALIZACIÓN: Convenientemente reprendido por el comentarista señor Gandul, hago examen de conciencia y decido no reirme de estas cosas serias, así que he pensado dedicar lo que me tocó en el reparto del oro de Moscú a iniciar una suscripción popular para levantar un monumento a Federico Jiménez Losantos y a una pequeña donación a los Legionarios de Cristo. Además, le compraré a la presidenta Aguirre un manual de historia de la Literatura, para que sepa qué escritores están vivos y cuáles otros han abandonado ya este perro mundo, y no vuelva a hacer el ridículo en sus intervenciones en castellano, que son la mayoría.