Estoy en el centro de mi mundo, y soy incapaz de ignorar tal cosa.

Por dignidad, recuperemos la memoria

18/07/2006

Nos regala hoy EPMesa un artículo como los que habitualmente suele escribir: brillate, pero equivocado. Y con sorpresa final: un pequeño lapsus que le lleva a considerar como positivo el golpe de estado de Franco, de cuyo aniversario nos avergonzamos hoy. El tema del artículo, la memoria histórica, y la intención del mismo no es tanto propagar sus ideas sobre el tema, como desmarcase, una vez más, de esa quimera que nuestro querido amigo ha dado en llamar la «autoproclamada izquierda«.

Nos proporciona don EP dos argumentos contra la recuperación de la memoria histórica. El primero de ellos es muy fácilmente rebatible, por el sólo hecho de que es falso: sostiene don EP que el Gobierno pretende imponer por Ley la interpretación que los ciudadanos debemos hacer de la historia. Eso no es así. Sencillamente es mentira. Si don EP cree que el gobierno quiere cometer semejante tropelía, debe poner más datos sobre la mesa.

Como don EP sabe que eso no va a colar, pues se arranca con otro argumento, también falso, que articula en torno al segundo de los términos de la expresión «memoria histórica«. Es decir, argumenta contra la recuperación de la memoria histórica con una reflexión academicista en torno al concepto de historia. «No se debería olvidar -sostiene don EP- que en realidad la historia se construye sobre el sufrimiento y no es más que eso. Así, del mismo modo que la Gran Muralla China está cimentada sobre los cadáveres de sus obreros, la marcha de las historia está construida sobre la muerte de las personas y su dolor«.Y aquí es, precisamente donde asoma el lapsus que convierte a don EP en inesperado -y espero que involuntario- sustento intelectual del golpe del Franco, al extraer del saco de las citas una de Walter Benjamín, que según don EP (no entrecomilla), aseguró que detrás de todo documento de cultura hay otro de barbarie. Es posible que eso sea cierto, y es posible que los grandes hitos de progreso, los grandes avances de la historia hayan estado precedidos por episodios de gran sufrimiento o hayan sido apuntalados por la generación de gran cantidad de víctimas.

Así, todos podemos sacar a colación las contradicciones inherentes a ciertos momentos históricos considerados como positivos – la revolución francesa o la creación de los Estados Unidos de América, por ejemplo- que sin embargo viene precedidos por terribles episodios de barbarie -las cabezas rodantes o la masacre de los indios americanos-. Don EP debería haberse dado cuenta de que la cita no es aplicable al golpe de estado de Franco, salvo que creamos que semejante acto ha impulsado de alguna manera la historia hacia adelante. No es así. Todos sabemos que el golpe de estado del 18 de julio de 1936 provocó un retraso de varias décadas en todos los terrenos para España. Por lo tanto, todo el sufrimiento que causó fue inútil y gratuito, según el curioso concepto de la historia a que se agarra don EP para no reconocer el valor de nuestros héroes.

Porque es de eso de lo que se trata, precisamente. Yerra don EP, como casi siempre, al reflexionar tan brillante y académicamente sobre el concepto de la historia para negar la necesidad de recuperar la memoria histórica, porque podemos perfectamente prescindir de ese segundo término de la expresión. Sin duda la historia se está escribiendo, y es posible que aún sea demasiado pronto para aspirar a una historia que pueda considerarse definitiva -si es que eso es posible- de nuestro siglo XX. Sin embargo, estamos hablando más de la memoria que de la historia. No nos dejemos llevar por las palabras, no permitamos que lo más o menos acertado de una expresión que todo el mundo -salvo quien no quiere- entiende, sirva para cuestionar la recuperación de nuestra dignidad.

No se pretende imponer un punto de vista, ni escribir desde el BOE el contenido de los tomos de nuestra historia. Lo que se quiere es poner en su lugar a aquellos que no dudaron en cumplir con su deber resistiéndose a la liquidación de las libertades y de la democracia por la fuerza de las armas y con el apoyo de las mismas potencias extranjeras que unos años más tarde sumieron al mundo en la II Guerra Mundial. Debemos recordar a aquellos que durante la dictadura lucharon por recuperar la libertad y la democracia, a aquellos que fueron olvidados, encarcelados, injuriados, asesinados durante 40 años. Y no habremos recuperado la memoria (histórica o no), no habremos recuperado la dignidad mientras en España haya una sola calle, un solo monumento, dedicado a quienes acabaron con la democracia, igual que no tendría Alemania dignidad si permitiera un solo homenaje a Adolf Hitler; como no habremos recuperado la dignidad mientras no se saque del olvido institucional -y de las fosas donde fueron arrojados sus cadáveres- a quienes lucharon con denuedo por su patria, o lo que es lo mismo, por la libertad.

Los franceses recuerdan constantemente a los héroes de la Resistencia. ¿Por qué nosotros no podemos recordar a nuestros héroes? ¿Por qué no podemos colocarlos en el lugar institucional que les corresponde? ¿Por qué no podemos agradecerles el sacrificio que hicieron para que un día lejano España fuese, de nuevo, un país libre, una verdadera patria?.

Por eso, hoy más que nunca: ¡Viva la República! ¡Viva España!

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