Gracias a Mendel, ahora todos somos herederos de algo

Eduardo Madina o la dignidad

14/11/2006

«Transcurridos cinco meses de aquel atentado, mis compromisos individuales y políticos siguen intactos«. Quien ha dicho estas palabras ha sido un ciudadano que se dedica a la política, uno de esos políticos de los que tenemos que estar orgullosos, un político que no ha permitido que los terribles acontecimientos que ha vivido, y que según sus propias palabras, aún no ha superado, hayan nublado su mente con la sinrazón. Eduardo Madina es una víctima de ETA, pero una víctima de verdad, de esas a las que la AVT no le gustan porque no pasa por el aro de repetir una detrás de otra, como un papagayo, las consignas que cada mañana envía Alcaraz, después de que alguien, en Génova, se asegure de no tienen faltas de ortografía y benefician al partido.

Eduardo Madina es una víctima de ETA que no se pliega a los dictados del Partido Popular y que por eso ha sido vilipendiado miserablemente en numerosas ocasiones por sus voceros, la última de ellas, hoy mismo, en Libertad Digital, que no ha hecho ni una sola referencia a su declaración, serena y digna, en la Audiencia Nacional, cuando en otras ocasiones ha jaleado las sonoras algaradas ofrecidas por Alcaraz y los suyos. Eduardo Madina no se dedica a llenar autobuses con su clac política, ni es una víctima profesionalizada, como ilustra el hecho de que ayer mismo, el día antes de tener que declarar en el juicio contra sus verdugos, ha escrito en su bitácora una entrada sobre un tema tan lejano a su atentado como la lucha contra la pobreza. Hoy hemos sabido también que la AVT y Alcaraz no tienen nada en contra de Iker Olabarrieta y Asier Arzalluz, los terroristas que intentaron asesinar a Eduardo Madina, y por eso no ejercen en esta ocasión, como otras veces, la acusación en el proceso que se sigue contra ellos. ¿Por qué será?