Estoy en el centro de mi mundo, y soy incapaz de ignorar tal cosa.

Místicos, burros y zanahorias

06/09/2007

Ya sé que es una noticia que tiene unos días, pero es que hace unos días andaba yo un poco liado con los temas tecnológicos, y no he querido dejar de comentar esta noticia: dicen los jóvenes nacionalistas socialdemócratas vascos -los de EA, para entendernos- que Ceuta y Melilla podrían ser una moneda de cambio con Marruecos en determinadas negociaciones. Hay tres tercios -bien es cierto que desiguales en varios sentidos- entre los vascos: la mayoría, que está harta; los místicos de la negociación, que van siempre con cara de buenos hablando de convivencia, y los que prefieren resolverlo todo a tiros. Los de EA y sus juventudes son místicos, como el Lehendakari.

Pues se les ha ocurrido a los místicos nada menos que pedirle al Presidente del Gobierno estatoespañol que intervenga en las negociaciones entre Marruecos y el Frente Polisario poniendo al burro -es decir al Rey de Marrecos- una zanahoria o dos -es decir, Ceuta y Melilla- como recompensa si su actitud ante los saharahuis sea más benevolente:
Desde Gazte Abertzaleak pensamos que mucho podría ayudar José Luis Rodríguez Zapatero si interviniera en estas negociaciones, porque fue España quien en el proceso de descolonización abandonó el territorio en 1976, la cual dejó el territorio en manos de Marruecos y Mauritania, tras firmar con ellos los Acuerdos de Madrid. Además, el Estado Español tiene en su poder algo por lo que Marruecos tiene grandes ansias; y es que Ceuta y Melilla reclamadas por Marruecos, son un elemento más para que España intervenga en pro de la realización de un referendum en su antigua colonia.
Lean aquí el comunicado completo
Ya saben ustedes que España es la fuente de todos los males, especialmente de los males de los pueblos oprimidos, así que ahora, lo que hay que hacer es pagar. Por eso, los jóvenes nacionalistas socialdemócratas -estos sí que autoproclamados- vascos, han decidido que lo mejor va a ser que los ciudadanos españoles de Ceuta y Melilla se conviertan en súbditos de un rey absoluto que hace y deshace gobiernos a su gusto, al margen de la excentricidad occidental de las elecciones, o que en cualquier momento manda al exilio -o al cementerio- a los opositores políticos.

¿Creen ustedes que a los ciudadanos ceutíes y melillenses les habrá gustado que esos vascos nacionalistas histéricos les den trato de moneda de cambio, de sacrificio humano? Pues que tampoco les extrañe tanto, porque el sacrificio humano forma parte de la realidad política que el nacionalismo radical ha impuesto en Euskadi.