Yo soy oficialista. Los críticos son ustedes, los de la dirección.

Yo condeno, tú condenas... ¿él condena?

16/10/2007

El dirigente franquista don Jaime Mayor Oreja, como ya sabe todo el mundo, ha hecho unas declaraciones en las que se niega a condenar el franquismo porque, a su juicio, «hubo muchas familias que lo vivieron con naturalidad y normalidad«. Deben ser esas familias a las que se refería hace unos cuantos meses otra dirigente franquista, ésta del ala carmenpolista del franquismo, doña María San Gil, quien, con mayor desparpajo que don Jaime, decía en primera persona que «con Franco vivíamos en paz«. Yo, por mi parte, celebro esta nueva actitud de los dirigentes franquistas del PP, ya que parece que han decidido revisar esa idea tan cuadriculada y tan rígida que nos han querido imponer a todos de que hay que ir por ahí condenando cosas todo el rato, so pena de ser calificado de culpable. Pues nada, les aplicamos la misma medicina y a correr. Y además, les regalamos una bella analogía que es caricatura pero no exageración, porque quien la escribe condena tanto el terrorismo de ETA como esa dictadura que trajo naturalidad, normalidad y paz a los españoles, aunque no pone ambos fenómenos al mismo nivel, porque no lo están, y uno es mucho, muchísmo más reprobable que el otro. Les dejo a ustedes la resolución del misterio. Y claro, también podría Arnaldo Otegui -aquí no le pongo el don, traquilícense en la jauría- decir que por qué va a tener él que «condenar el terrorismo de ETA, si muchas familias lo viven con naturalidad y normalidad«.

Ala, ya se pueden poner a ladrar.