A mí, el tomate frito me gusta muy dulce, por eso le pongo tres cucharadas soperas de azúcar por medio kilo de tomate.

Majestad, ¿pero usted quién se ha creído que es?

10/11/2007

La verdad es la verdad. Y la verdad es que Aznar es un vendepatrias que nos llevó a una guerra ilegal y que sacrificó la buena relación de España con la mayor parte de los países que eran nuestros amigos, en aras de un absurdo lazo transatlántico, que es como el ex-presidente llamaba a la relación de sumisión que mantuvieron sus gobiernos con los Estados Unidos. Además de eso, José María Aznar se distinguió durante sus gobiernos por mirar a otro lado y permitir al gran capital español, hacer y deshacer a su antojo en latinoamérica. Y por eso Kirchner -el único presidente honrado que ha tenido Argentina desde Alfonsín- critica a las empresas españolas -que no a España ni a los españoles- que alguna responsabilidad han tenido en la última crisis argentina, como bien saben los altos ejecutivos del Banco de Santander, de Telefónica, del BBVA…

Además de eso, que no es poco, José María Aznar, conoció, apoyo y supo de la existencia de un golpe de estado fascista contra el gobierno legítimo y democrático de Venezuela, presidido por Hugo Chávez. Porque Aznar pensaba, piensa aún hoy, que España sigue siendo un imperio y puede hacer y deshacer a su antojo en Latinoamérica, y que lo que tienen que hacer los países más pobres del mundo es «joderse» para que él y Murdoch puedan seguir siendo ricos. muy interesante para abundar en el pensamiento político de Aznar, y en su concepción de las relaciones internacionales la conversación que mantuvo en 1999 con Hugo Chávez, que hemos conocido hoy, y que tanto ha irritado al Rey.

Pero volvamos al tema. España ya no es un imperio, y resulta que los negritos y los inditos de las colonias a veces vienen y nos enmiendan la plana, y nos llaman «fascistas». Y eso pareció no gustarle demasiado al Rey, que, como se ve en el video que publica El Mundo despierta súbitamente como una real rabanera de su feliz letargo y espeta a gritos al Presidente Chávez «¿Por qué no te callas?«. Una vez más, toca avergonzarse de ser español. ¡Qué vergüenza ajena me ha provocado el rey de los pijos que se otorga a sí mismo el derecho a callar a gritos al Presidente de una República extranjera. ¿Qué estaríamos diciendo si hubiera sido al revés, nosotros, que negamos el derecho a los mandatarios extranjeros a criticar no ya a España, sino simplemente a las empresas españolas?

Y todo esto no por defender a España, sino por defender a José María Aznar, que es realmente un fascista, tal y como ha señalado Chavez. Es una verdad incontrovertible que José Luis Rodríguez Zapatero no debería cuestionar cuando la dice el mandatario de un país extranjero. Hugo Chávez, gobernante legítimo de Venezuela, lo ha dicho esta tarde y Zapatero, a quien el talante convierte en poco más o menos que tonto, ha pedido respeto para el ex-Presidente Aznar. El ex-presidente Aznar, que se defienda sólo, que para eso es un alto ejecutivo de una de las multinacionales de la comunicación y la cultura más importantes y poderosas del mundo, y tiene recursos para ello. Y el Rey, que en eventos como la Cumbre Iberoamericana representa al propio estado, y no a otra cosa, lo que tiene que hacer es callarse, leer como mejor sepa los discursos que le prepare el Gobierno, y no comportarse como una rabanera, porque eso causa vergüenza y bochorno a los ciudadanos. Es posible que muchos ciudadanos no estén de acuerdo con lo que ha dicho Chávez, pero otros lo estamos, y mucho. Y somos tan españoles como los anteriores. Yo, personalmente, lo soy más y mejor que ellos. Y no me siento insultado cuando desde fuera o desde dentro se critica a Aznar, o a la Telefónica. Así que el Rey, a callar. Y punto.
Se ve que Zapatero y el Rey lo que tienen es memoria de pez, y no recuerdan que Aznar está liado en sendas campañas contra cada uno de ellos.

Quizás, por eso, sería oportuno llamarles merluzos.

NOTA: Aquí tienen una transcripción del enfrentamiento. Una transcripción curiosa, porque los mismos aplausos que recibe Zapatero en la parte final de su alocución, y que están reseñados, los recibe Chávez, cuando asegura que «el gobierno de Venezuela se reserva el derecho a responder cualquier agresión en cualquier lugar, en cualquier espacio y en cualquier tono«. Pero estos aplausos, ya no los reseña El Periódico.