En Twitter, todos somos unas ratas, pero en la calle unos somos moralmente superiores a otros.

España y las bombas de racimo

12/01/2009

Me manda don Gonzalo, un amigo mío que tengo yo un poco subversivo, y que es amo de un perro de personalidad gamberra, el discurso del fotógrafo Gervasio Sánchez, con ocasión de la recepción del Premio Ortega y Gasset de periodismo fotográfico. Un parlamento valiente que le valió al periodista premiado ser ignorado por los medios de comunicación. Viene a cuento que les recuerde hoy el discurso de Don Gervasio, porque habla, precisamente, de las bombas de racimo fabricadas por empresas públicas españolas que son vendidas a ejércitos terroristas de todo el mundo, Israel incluidoque estos días lleva a cabo una agresión terrorista contra la población Civil de Gaza en la que perfectamente puede estar utilizando este tipo de bombas – El Mundo lo ha denunciado-, ya que las utilizó en la agresión a los civiles libaneses en 2007.

Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctimas de la minas y al desminado.

Es verdad que todos los gobiernos españoles desde el inicio de la transición encabezados por los presidentes Adolfo Suarez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero permitieron y permiten las ventas de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas.

Es verdad que en la anterior legislatura se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su mensaje contra la guerra y que hoy fabriquemos cuatro tipos distintos de bombas de racimo cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas.
Un discurso valiente del que les he seleccionado unos párrafos. Pueden leerlo completo en el blog de doña Rosa J.C, que ha podido hacer  su efecto, ya que documentándome un poco sobre el tema, he encontrado que Carmen Chacón, uno de los pocos miembros del Ejecutivo que me cae simpática, por cierto, junto a Bernat Soria, se está comprometiendo realmente con la desaparición de este tipo de bombas (1, 2, 3).