¡Aborte la operación! repito: ¡Aborte la operación!

Gaza: la Unión Europea, vil y servil

04/01/2009

En algunas ocasiones me he avergonzado en este blog de ser español. Hoy me avergüenzo de ser europeo. Hace nueve días, Israel -el estado que no tiene derecho a existir- desencadenó una operación criminal contra la sociedad civil palestina de Gaza que ha casuado ya cerca de tres mil heridos y más de 500 muertos palestinos. Digamos, también, para ser justos, aunque suene siniestro, que han muerto unos cinco ciudadanos israelíes, entre ellos varios de origen árabe y un soldado, que ha caído esta misma tarde bajo el fuego de la resistencia palestina. Me avergüenza ser europeo, me avergüenza ser ciudadano de una Unión Europea que pretende encontrar su lugar en el llamado concierto de las naciones siendo vil con los débiles y servil con los poderosos, como se está poniendo de manifiesto con su comportamiento cobarde ante la agresión israelí a la población civil de Gaza.

La Unión Europea tiene obligación de intervenir no en Gaza, sino en Israel. Hay que parar la matanza, hay que parar una invasión que Israel no tiene derecho a realizar, y hay que pararle los pies a Israel. Gaza y Cisjordania no son Israel, e Israel no tiene ningún derecho sobre ellas. Mucho menos a masacrar a su población como está haciendo desde hace diez días. Los palestinos tienen derecho a defenderse de la agresión y de la invasión.  Por eso, no se puede decir que Hamas sea una organización terrorista.

Ni Hamas ni Hezbolá -a diferencia de la OLP, patrocinada por occidente, tras su sumisión a Israel- han atacado nunca intereses que no sean israelíes, es decir, nunca ha llevado a cabo ninguna acción armada que se pueda calificar de terrorista. Sus acciones son y han sido siempre de guerra, de guerra defensiva contra el Estado ocupante, y a pesar de ello, ha causado poquísimas víctimas en comparación con las que causa el Ejército de Israel. Es posible que se trate en ocasiones de acciones brutales, injustificadas e incluso criminales, como lanzarse envueltos en explosivos contra un restaurante o un autobús, pero no muy diferentes de asesinar a una familia entera para cazar a un cabecilla de Hamas, bombardear un barrio residencial, un centro comercial o una mezquita. Palestina tiene derecho a defenderse.

Tiene derecho, pero no tiene medios, y por eso la masacran. Si la Unión Europea quisiera, tendría dos líneas de actuación delante de sí para intentar parar la masacre de civiles palestinos que está llevando a cabo Israel. Una de ellas es la intervención militar. Igual que se intervino -tarde y mal- en Yugoslavia, igual que se intervino en Irak o en Afganistán, no hay motivo por el que fuerzas de la Unión Europea no deban desembarcar en Gaza y garantizar la seguridad de los palestinos, e incluso ir más allá, y desarmar al ejército de Israel en una franja de seguridad para que no pueda llevar a cabo ninguna acción contra los civiles palestinos. Claro, sería complicado, y provocaría ciertos problemas con Estados Unidos, pero se ha hecho otras veces. La última, en Líbano, pero en el lado equivocado, porque fue Israel quien agredió al Líbano, y en cambio a quien se desarmó es a la única facción libanesa que se opuso a tal agresión.

Hay otra opción, si es que la UE no quiere enfrentarse a Estados Unidos, y es la diplomática, aunque causaría con Estados Unidos casi tantos problemas como la anterior. Si no más. La sugería en una entrevista en Informe Semanal el diplomático israelí Shlomo Ben Amí, quien reconocía la incapacidad de Israel para hallar por sí sólo un camino hacia la paz en Oriente Próximo, y se lamentaba de que nunca en toda la historia de Israel habían estado las cosas tan mal como ahora. ¿Y saben cuál es la razón que aducía para ello? Que nunca hasta ahora habían estado en una situación en la que el principal amigo -Estados Unidos- de Israel se negaba a hablar con sus enemigos. Parece que con el establecimiento de la Autoridad Nacional Palestina y su entrega a los sectores más golfos y corruptos de la sociedad Palestina, estaba todo resuelto. Y no: Palestina seguía ocupada y su estado seguía siendo inviable, así que el descontento del pueblo palestino apareció de nuevo y fortaleció a Hamas, que es la única fuerza que ha defendido el derecho de los palestinos a vivir en paz en su tierra y a no ser masacrados constantemente por Israel, por más que sus postulados ideológicos y religiosos nos remuevan los higadillos en Occidente. Algo parecido a lo que ha pasado en Líbano con Hezbola.

Planteaba Ben Ami que es necesario reconocer a Hamas al menos como interlocutor, por la sencilla razón de que es Hamas quien representa a los palestinos, y sentarse a hablar: «No entiendo por qué es condición que nos reconozcan para negociar con ellos«, decía Ben Ami, y se lamentaba de que Estados Unidos no sea capaz de liderar una negociación con los verdaderos enemigos de Israel que son Hamas, Hezbola, Siria e Irán. La paz se negocia con el enemigo, no hay vuelta de hoja. Si se quiere la paz, claro. No lo digo yo -conocido provocador antisemita-, lo dice un prohombre de Israel, que ha sido embajador en España y Ministro de Asuntos Exteriores. Pues si Estados Unidos no es capaz de hacer eso, porque Bush le ha colocado en la histeria de ver terroristas por todas partes, que se encargue la Unión Europea de ello. ¿Por qué no trata la UE de establecer el diálogo con esas cuatro partes para intentar unos acuerdos de paz duraderos y respetados por todas los bandos que pueda dar lugar a una situación de estabilidad en la que se gane en confianza mutua y se negocie una situación más definitiva?

La respuesta es bien sencilla: la Unión Europea, en esto como en todo -ahí está el caso del gas, en la entrada anterior- no se atreve a incomodar a los Estados Unidos.

Vil y servil.