Yo siempre tengo razón. Sólo me equivoqué una vez: predije que me equivocaría, y no fue así.

Trillo Valance, fascista y matón

21/02/2009

Que como esto no es un periódico, ni yo aquí escribo como periodista, sino como un simple ciudadano que tiene un blog, y como entiendo que los blogs son instrumentos de expresión personales, y no ninguna otra cosa; como además, entiendo y comprendo que haya quien quiera jugar a que su blog es un periódico y lo lleve con mucha seriedad y mida mucho lo que diga, pero como tampoco ése es mi caso, sino que prefiero mantenerlo como algo personal, pues me van ustedes a permitir que diga claramente lo que pienso, sin ironía alguna. Y es que esta mañana no he podido contener la ira al leer el periódico en la Plaza del Conde de Valle Suchil -mientras mis queridos perros correteaban alegremente junto a sus congéneres- y repasar la campaña miserable que el PP, ese partido ya claramente antidemocrático, heredero indisimulado del franquismo y autoproclamado dueño de la finca que consideran que es España, está realizando contra don Baltasar Garzón, una persona a todas luces admirable.

Digo, y lo digo sin ironía alguna, que Federico Trillo es un fascista, un matón con modales de pistolero, un sujeto despreciable que no puede comportarse más que como su naturaleza le impulsa a hacerlo: como un vulgar macarra. Es que si esto no es así, no se puede entender la amenaza realizada a don Baltasar: «o te inhibes, o me querello contra tí«. Es mafia pura, es fascismo -escuela franquista- en estado original; es como Liberty Valance cuando le rompe los libros de derecho al joven abogado Ramson Stoddard… Es desconocimiento absoluto -e interesado- de los procedimientos democráticos, es insumisión al imperio de la ley. Es la soberbia propia de nuestra derecha miserable, pendenciera y chula: «nosotros hacemos lo que nos sale de los güebos, que´jpaña es nuestra, y que nadie nos tosa, y si nos tose, le mandamos a los pistoleros falangistas, o si los tiempos lamentablemente no dan para ello, como son los actuales, pues les amenazamos con querellas y les presionamos a ver si con un poco de suerte les provocamos un infarto o algo«. Que no digo yo que no haya gente de derechas normal y espantada por lo que está pasando. Conozco a algunos. Lo que digo es que no están en el PP.

Porque entre los que están, ya sabemos que no hay diferencia, que son todos iguales. Trillo es más valiente, más inconscinete, más macarra, más maleducado, más señoritingo y más sincero, pero detrás de Trillo está Rajoy -que es un cobarde, que no se ha atrevido a decirlo tan claro y que ha preferido nadar y guardar la ropa-, la Cospedal, y la lideresa ésa de la derecha moderada, Soraya Sanz de Santamaría, y la lideresa de la ultraderecha sin complejos, Esperanza Aguirre. No son liberales, ni son conservadores, ni siquiera son liberalpinochetistas. Son pura basura fascista, que utilizan la democracia cuando quieren callar la boca a los demás, y se la saltan tan ricamente cuando se trata de trata de limitarse ellos mismos.

¿Cómo puede un vicepresidente del CGPJ como Fernando de la Rosa, terciar en la campaña de acoso del PP contra el juez Garzón amenazando al propio Juez con sanciones, en lugar de defendiendo la independencia judicial? La respuesta es bien sencilla: la derecha franquista española -Rajoy, Cospedal, Santamaría, Aguirre, Trillo, Camps…- tienen sus peones en el poder judicial y les han puesto a trabajar. No estamos ante nada imprevisto, sino ante algo calculado: la puesta en marcha de la campaña de defensa de la derecha marrullera y ladrona española, a la que han pillado con la mano en la caja y la trompetilla en la oreja. Ahora están intentando esparcir la mierda, ensuciarlo todo para que no destaque su propia ponzoña. Pero resulta que es demasiad, y destaca.

No sé si este acontecimiento sanitario que en que se halla incurso Garzón tendrá o no consecuencias más graves. Espero que no. Pero es evidente que si algo le pasa al juez, será algo buscado por la derecha española, que ahora no puede poner pistoleros falangistas en la calle, como hizo en otros tiempos, pero sí puede poner todos los medios de que dispone para acosar profesional y, sobre todo, personalmente a aquellas personas admirables y templadas que  no se pliegan a sus intereses.

Dicho queda sin ironía alguna.