¿Saben ustedes si hay tirantes para tanga?

Elegía del misil

08/07/2009

Soy una persona honrada y temerosa de Dios. Por eso, estoy en contra de la energía nuclear. Tengo mis dudas sobre su uso civil, aunque si debo dar una respuesta categórica -sí o no-, la respuesta sería no. Pero no tengo ninguna duda sobre su uso militar: no, no y no. Hasta aquí, lo que diría en  el mundo perfecto, pero si ponemos el ojo en el mundo de mierda que realmente existe, esos tres dramáticos «no, no y no» hay que matizarlos un poco.

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Ayer, Vladimir Putin y Barack Obama celebraron una reunión que -a juzgar por las imágenes de televisión que amablemente nos dejaron ver- tuvo el formato de simpática barbacoa en el jardín, y el nuevo presidente estadounidense, después de regañar con la chulería habitual  a Rusia por su actitud con Ucrania y Georgia -como si Estados Unidos fuese un país inocente que nunca se ha metido en los asuntos de los demás, o tuviese pensado aceptar alegre y pacíficamente una posible secesión de Tejas y Puerto Rico- aseguró que el escudo  antimisiles europeo no mira a Rusia sino a Irán. En resumen: como George Bush, pero dicho sin balbuceos disléxico-alcohólicos, con algo más de educación y con una sonrisa en la boca.

Y claro, pues yo no lo entiendo. En primer lugar, porque es mentira. Por mucho que diga Obama, el escudo tiene por fin rodear a Rusia y separarla de Europa -como muestra el hecho de que sus mayores partidarios en el viejo continente son quienes más desconfían, con razón o más bien sin ella, de Rusia-, pero sobre todo, porque no entiendo por qué misteriosa razón Irán y Corea no pueden tener armas nucleares, insisto, en el mundo realmente existente. Ya digo que no soy partidario del uso militar de la energía nuclear, y lo digo hasta tres veces para mostrar lo contrario que soy, pero claro, en un mundo como el que conocemos, en el que parece que los únicos que estan autorizados para tener armas nucleares son los países poderosos, los autoproclamados gendarmes, globales o regionales, pues esta posición mía cambia un poco, y me convierto en partidario de que los países más débiles, aquellos que están permanentemente en el punto de mira de las grandes potencias, pues puedan tenerlas también, y así asegurarse la supervivencia: Irak no las tenía, y hoy Irak no existe. Corea las tiene, y Corea existe.

Es así de sencillo, y obviamos el hecho de que el único país del mundo que ha utilizado armas nuclerares en la historia, y que lo ha hecho contra objetivos civiles -dos ciudades en las que a buen seguro no había un sólo combatiente- es el mismo que hoy vigila a los demás para que no consigan tenerlas. Benditas y bienvenidas sean, pues, las pruebas nucleares de los coreanos, y esperemos que Irán pueda continuar con sus programas de investigación para poder tener muy pronto dichas armas, y asegurarse así de que el estado terrrorista de Israel no cumplirá un día la amenaza varias veces expresada de destruirla.

Y por cierto, si las revoluciones que algunos llaman populistas y otros llamamos simplemente democráticas de América Latina tuvieran acceso sus misiles bolivarianos, lo mismo se evitaban ciertos problemas y disgustos.