Estoy en el centro de mi mundo, y soy incapaz de ignorar tal cosa.

El dedo del señorito Aznar

19/02/2010

En España no hay una derecha liberal, centrada y moderada, como la hay en otras naciones europeas. La derecha española, no todos las personas de derechas, pero sí la derecha como organización política, y sí, desde luego, la inmensa mayoría de las personas que la representan en medios de comunicación, entidades sociales y partidos políticos, es una derecha resentida, renegada, que cree que se le ha robado algo. La derecha española, que no oculta aún su admiración por Cánovas del Castillo, es la derecha que creyó tenerlo todo organizado durante la restauración, una democracia falsa en la que quienes mandaban de verdad eran los cuatro caciques que había en cada provincia, algunos de los cuales sobreviven, por cierto, y son hoy pesos pesados del PP.

La derecha española se llevó un susto de muerte cuando parecía que todo se le iba a ir al garete el día que  la II República intentó cambiar España y sumirla en el siglo XX con una serie de reformas que difícilmente se pueden calificar de revolucionarias. La derecha española es la que acabó manu militari con la II República e impuso al pueblo español primero una guerra de aniquiliación que duró tres años y causó en torno a un millón de muertos, y posteriormente una larga y cruel dictadura durante la que -como declaró el propio dictador- se intentó limpiar absolutamente España de rojos. La derecha española lo vió todo de nuevo en peligro a la muerte del dictador, e hicieron  lo posible para evitar que el régimen se transformara en una democracia a la europea, incluyendo votar en contra de la Constitución y varios intentos de golpe de estado, a cargo de la punta de lanza del franquismo sociológico, y al grito de » ¡ejército al poder!

Hoy, la derecha española está capitaneada, precisamente por muchos de los que en aquel entonces se pronunciaron contra la Constitución, y se resistieron a la desaparición de la dictadura. Ese control que tiene la extrema derecha de buena parte de los resortes de poder e influencia en el Partido Popular es razón determinante, probablemente, de que en nuestro país, los partidos de extrema derecha no tengan la fuerza electoral que tienen en otros países europeos. Las personas de extrema derecha se encuentran cómodamente representadas por el PP, y en especial por ciertos sectores del PP, mientras que muchos liberales de verdad que votan al PP -porque la derecha es lo que tiene, que es muy disciplinada, y siempre hace lo que toca- se sienten muy incómodos.

Todo esto, pero en especial el enfado que tiene la derecha española, que siente que el servicio se ha rebelado y ha ocupado la finca, es lo que yo leo en la fotografía que hoy adorna las portadas de los periódicos españoles. José María Aznar no es un maleducado, es sencillamente un señorito que asiste asombrado a la rebelión de aquellos que cree que, naturalmente, deberían estar a su servicio en lo que el considera que es su cortijo, porque a él, los abucheos no le van en el sueldo Quizás, ni tenga sueldo…

No es Aznar el retratado ayer, sino la propia derecha española.

Don Cesar Calderón realiza una interesante recopilación fotográfica del caudillo este.