Con Breznev, todo esto no hubiera pasado.

Las derechas, los derechos y las pensiones

19/03/2010

En España hay dos derechas: la desvergonzada y sin complejos y su tonto útil. Ambas responden a un sólo jefe, y se suelen traer un juego indigno de poli bueno y poli malo, pero cuando hay que defender las esencias, colaboran: utilizan desvergozadamente el terrorismo para asegurarse el control de ciertos espacios políticos que consideran estratégicos, no dudan en apoyarse mutuamente cuando se trata de blindar un sistema electoral que permite que quienes les votan a ellos tengan entre 7 y 11 veces más fuerza electoral que quienes votan opciones políticas más decentes, y colaboran estrechamente -uno con cara de compungido, el otro con cara de gozar con ello- cuando se trata de recortar derechos sociales conquistados tras décadas de lucha obrera y democrática.

Todo ello lo hacen envolviéndolo en un lenguaje liberal relativista: los derechos y las libertades son sagradas, que para eso somos liberales. Es un discurso relativista, porque establece que hay derechos que son previos al ordenamiento jurídico, como la propiedad privada, que es ilimitada, y otros, en cambio, son posteriores, y dádiva o regalo que nos hace generoso el capitalismo a través del sistema democrático del que nos enorgullecemos, porque el capitalismo, y el liberalismo económico -no tengo tan claro si el político también, aunque en casos como el de Esperanza Aguirre, no me extrañaría- pueden sobrevivir perfectamente sin necesidad de sistema democrático alguno, como se ha demostrado en ocasiones anteriores, …

En este contexto, lo mejor es defender un liberalismo radical, no relativista, sino absoluto: todos los derechos son sagrados, no existe el antes y el después del ordenamiento jurídico, sino el antes y el después de las luchas mediante las cuales se conquistan esos derechos y esas libertades. Si la burguesía luchó por el reconocimiento del derecho a la propiedad privada casi ilimitado, y ha conseguido blindarla en el ordenamiento jurídico haciéndola incluso pasar por algo previo al dicho ordenamiento, como la nación para los nacionalistas, las clases populares, parece que se han dormido en lo que respecta a proteger derechos sociales conquistados tras largas luchas y mucho sufrimiento, y garantizadas sólo de manera precaria por la Ley, como está quedando de manifiesto estos últimos años

De ahí la pujanza del llamado neoliberalismo, que no es otra cosa que la alianza del conservadurismo político con el liberalismo económico más reaccionario: han ganado la guerra de las ideas, y ahora parece que todo el mundo asume que ciertas libertades, ciertos derechos son «naturales«, mientras que otros sólo son coyunturales: se garantizan y respetan mientras se pueda (y se quiera). Así, los liberales más reaccionarios hablan en las tertulias radiofóncias transmutados en catedráticos de economía de cosas tan odiosas como la «inviabilidad» de ls servicios públicos y los derechos sociales.

Hay que mantener las luchas por los derechos sociales, que sólo pueden ser garantizados por los servicios públicos, los cuáles a su vez, sólo son viables -por usar la palabra de moda en las tertulias reaccionarias- en el seno de un estado social fuerte. Y hay que mantener estas luchas porque los derechos hay que conqusitarlos, pero también hay que actualizarlos, conservarlos y blindarlos legalmente, como nos ha demostrado el liberalismo triunfante.

Por estos motivos, y porque soy un militante fiel y disciplinado, he decidido apoyar la campaña contra la reforma del sistema de pensiones que ha puesto en marcha Izquierda Unida, una campaña que busca dar cuerpo legal a tres puntos:
Art. 1.- La edad legal u ordinaria de jubilación no podrá ser, en ningún caso, superior a 65 años.

Art. 2.- El número mínimo de años para obtener una pensión contributiva y el número de años considerados para calcularla no podrá ser, en ningún caso, superior a 15.

Art. 3.- La cuantía de las pensiones se actualizará anualmente en función del aumento de los precios. El incremento será para el conjunto de las pensiones, al menos, del mismo porcentaje que indique el Índice de Precios al Consumo del Instituto Nacional de Estadística y de cuantía superior para las pensiones más bajas.
Pueden ustedes descargarse la hoja de firmas, imprimirla a doble cara, para conseguir 20 firmas por folio, y pedir a sus allegados que la apoyen. Aquí tienen argumentos, y muchas alternativas. Una vez recogidos sus apoyos, se pueden poner ustedes en contacto con la federación de Izquierda Unida de su comunidad autónoma, y allí le indicarán dónde puede enviar sus apoyos.

Si tiene usted un blog o cualquier otro tipo de página web, apoye la campaña, pomga el banner, enlace con la web de IU y distribuya hojas de firmas.

Más información sobre la campaña.