En Twitter, todos somos unas ratas, pero en la calle unos somos moralmente superiores a otros.

El nuevo pragmatismo de los sindicatos

12/01/2011

Estan en la radio beata laica, es decir, en RNE, que no mean de la alegría que tienen en el cuerpo con eso que llaman «el nuevo pragmatismo de los sindicatos«, y el padre superior, Juan Ramón Lucas, ha llegado a decir que «qué no se les habrá dicho a los sindicatos estos días para que hayan cambiado su postura hacia este nuevo pragmatismo». A mí me llama mucho esto la atención -y voy a decir palabrar gruesas- porque creo que lo que nos están empezando a contar en realidad es una espectacular traición, y lo voy a contar en términos claros. Como proponía ayer Beatriz Gimeno, voy a hablar de ricos y de pobres, porque al final es de lo que estamos hablando.

Los ricos del mundo están poniendo en jaque a las democracias: no les parece bien no mandar. Es que antes, el poder lo tenía quien lo tenía que tener, es decir, ellos, y ahora, con esta manía de la democracia, van los pobres y se creen que pueden tomar decisiones y tal, así que se han organizado y han puesto en jaque a las democracias europeas: «mirad -les han dicho-: vosotros votáis y hacéis lo que queráis, pero en lo importante mandamos nosotros, y los costes sociales, es decir, eso que llamáis estado del bienestar, pues vamos a reducirlos al máximo, porque toda la vida habéis sido pobres, habéis vivido en la miseria, y así debe ser, porque ese es el orden natural de las cosas«. Un poco simplificado, pero eso es en resumen lo que están diciendo los ricos a las llamadas democracias europeas. Y para ejecutar dicho plan, usan las armas a su favor: con sus capitales especulan con los recursos y las deudas de los paises en los que quieren «reducir los costes sociales» -léase «desmantelar el estado del bienestar«-, y sus quintas columnas -los partidos de la derecha, y las direcciones y estructuras de los socialdemócratas- se encargan de ejecutar sus órdenes desde las instituciones de dichos paises.

Es es el contexto en el que en España, como ha dicho hace un rato el prior Juan Ramón Lucas, el gobierno le ha dicho estos días algo a lo sindicatos que les ha hecho adoptar un «nuevo pragmatismo«. Al parecer, se han dado cuenta de que no van a conseguir torcer el brazo del gobierno en su intención de aumentar la edad de jubilación, y les han puesto delante algunas migajas, han sacado otras materias de negociación -entre otras cosas, además, han permitido a los sindicatos que lo presenten en público como que son ellos los que han impuesto esas otras materias de negociación- así que ahora los sindicatos se han vuelto pragmticos. No sabemos si a los sindicatos se les ha asustado con presión directa, o con la inminencia de más reformas, el caso es que parecen haberse rendido, en su nombre y en el nuestro

Parece que estamos ante el mayor ataque se se ha dado nunca contra el estado del bienestar, y contra derechos sociales conquistados a lo largo de doscientos años de lucha, y no se puede permitir que los gobiernos capataces y los sindicatos rendidos los desmantelen. Hay mucha gente en situación extremadamente difícil como consecuencia de decisiones personales de personas poderosas amparadas por capataces como Zapatero, Rubalcaba y Valeriano Gómez: se expulsa a la gente de sus casas, se condena al paro a personas que no van a encontrar ya trabajo con toda seguridad, varias generaciones de jóvenes saben que no tienen otro futuro que nos ea la precariedad, los servicios públicos esenciales, como la educación y la sanidad, están en cuestión, los ricos nopagan sus impuestos mientras que los pobres no tienen cómo escaparse…

No podemos tragarnos todos esto, ni con azucar. No podemos caer en la ilusión de que no hay ni salida ni alternativa. Hay que resistir, por los medios que sea, y con los métodos que sea, les digan lo que les digan a los sindicatos, a las reformas que pretende imponer el gobierno. Es una maniobra demasiado grosera para que nos la traguemos así sin nada.

En lo que a mí respecta, si CCOO y UGT se tragan esta píldora, salgo definitivamente de su órbita. Hace años que por una grave decepción personal me dí de baja en CCOO, aunque le seguía considerando mi sindicato. Si se hacen «pragmáticos», empezaré a considerar que mi órbita está más bien, por la zona de CGT, y si me dejan, me afilio.