El problema de no mancharse las manos con sangre ajena es que alguien se las manche con la nuestra.

Sobre las mesas de convergencia

18/02/2011

Numero que es más fácil:

1.- Las mesas de convergencia son una iniciativa extremadamente interesante que se origina en la inquietud de un grupo de personas -algunas de ellas vinculadas a partidos políticos, y otras no, pero actuando en todo caso a título particular, y movidos por su inquietud ciudadana- que manifiestan su preocupación por la desorganización política de la izquierda que se opone a las políticas liberales que en España impulsa José Luis Rodríguez Zapatero.

2.- Las distintas formaciones políticas, en principio, están al margen de dicha iniciativa. Cuando IU-PCE constata que el modelo de refundación que se impuso tras la IX Asamblea -que no es el que se aprobó y el que está escrito en los textos- no tiene más recorrido, y sobre todo, tras la evidencia manifestada a medidados de enero de que no se iba producir una nueva huelga general -algo que IU-PCE esperaba y ansiaba porque suponía que iba a poder instrumentalizarla a su favor- comienza a intentar de transformar el segundo encuentro de ese foro que ha dado en llamarse «mesas de convergencia», y que se va a celebrar mañana sábado, en un acto político que le sirva como espaldarazo electoral.

3.- Ya en el primer encuentro que dio lugar a las mesas de convergencia quedó claro que, si bien sus promotores son ajenos a los intereses partidistas, quienes manejan la intendencia de las mesas no tenían la menor intención de que se materializara el espíritu unitario de que se habla en los textos, y dejaron fuera a una parte importante y emergente de la izquierda, ya que no se tuvo en cuenta ni ICV, ni EQUO, ni Espacio Plural. Lo que viene a recordarme, porque es una operación parecida, al cambiazo que se dio a la refundación, alejando su ejecución práctica de su definición en los papeles.

4.- Cualquier intento de aglutinar a la izquierda que se opone a las políticas liberales debe pasar en mi opinión por la confluencia de las dos tradiciones de la izquierda actual, que son la roja y la verde, y debe hacerse desde la propuesta concreta de alternativas y tomando distancia de las intenciones concretas, cercanas, electoralistas y partidistas de lospartidos u organizaciones políticas que intervengan en ella. Debe pesar el interés general de la izquierda de conseguir articular una alternativa creible al liberalismo que el interés partidista de las distintas formaciones que intervengan en el proceso.

Y nada más.