La clase media no existe. Sólo es un estado de ánimo inducido.

España es diferente: España es basura.

12/07/2012

La democracia ha sido una simple ilusión, un espejismo provocado por nuestros enemigos. España no ha dejado de ser, en ningún momento, un régimen caciquil y de clase, como el que pusieron en marcha Cánovas, el Borbon Alfonso XII y Sagasta. Las clases dominantes, en algunos momentos, han cedido posiciones, para ponerse en guardia y esperar el momento adecuado para atacar, que es lo que están haciendo ahora, que es lo que llevan un par de años haciendo.

Me dirán que igual que en el resto de Europa. Es posible, pero la foto que circuló ayer de la ministra tecnocrata italiana llorando cuando anunció los recortes, en contraste con los diputados patriotas del Partido Popular, aplaudiendo a Rajoy en actitud de «por fin lo hemos logrado«, nos dice que España sigue siendo diferente. Como nos lo dice que en Alemania y en Francia se estén produciendo redadas contra los defraudadores fiscales, y aquí se les mire entre la admiración y la envidia -«¿en A o en B?«-, se les siente en el Congreso de los Diputados, y se les permita autoamnistiarse. O que en Grecia el pueblo resista heróicamente en la calle, y le haya dado un susto de muerte a la oligarquía europea hace unos días, mientras aquí recibimos en masa a  una banda de millonarios descerebrados y les jaleamos por ganar un partido de fútbol, o miramos por twitter cómo la policía apalea a 500 valientes en los aledaños de Sol por hacer lo que teníamos que estar haciendo todos, yo incluido: resistir en la calle y plantar cara. Todo esto nos dice no sólo que España es direrente. También nos dice, que, en España, los poderosos son gentuza y los débiles queremos serlo, y por eso, nos hemos creído el cuento de la clase media.

En comparación con otras naciones europeas, España no sólo es diferente, sino que es basura. Y se merece lo que tiene.