En 2003, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, presidente socialista de Junta de Extremadura (región que aún recibe cuantiosos fondos de compensación de la Comunidad Europea) propone a El Corte Inglés que se establezca en Cáceres. Se inician negociaciones con un intermediario listo llamado Jesús Alarcón, dueño de la empresa Estudios Urbanísticos y Medioambientales. Este constructor, simultáneamente, negocia con el alcalde de Cáceres, Saponi, del Partido Popular las condiciones y repartos de beneficios de la operación.
El terreno sobre el que se va a construir el Corte Inglés ocupa 25.000 m2 del centro de Cáceres (ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad) y pertenece a la Orden de la Carmelitas Descalzas. Las razones que explican la tímida discreción y el piadoso recogimiento de estas monjitas durante la trapisonda de negociaciones de venta las referiré más adelante.
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