¿Les he dicho ya que me cago en la reina de Dinamarca, y con un ánimus iniuriandi del copón bendito?

¿Y ahora qué?

14/01/2007

Ayer salimos a la calle en Madrid, Bilbao, Pamplona y muchas otras ciudades españolas miles, decenas, cientos de miles de ciudadanos para decir no al terrorismo y no a ETA. Los que ayer salimos a la calle con ese objetivo, habíamos salido también en todas las ocasiones en que se nos había convocado anteriormente para decir no al terrorismo y no a ETA. Otros, que en otras ocasiones también estuvieron en la calle con nosotros, ayer decidieron no estar. Tendrán sus razones y deberán explicarlas. Hasta ahora no han sido demasiado convincentes.

Por mucho que algunos se empeñen, ayer no hubo gritos contra el PP -alguno habría, pero aislado- ni de apoyo al gobierno -hubo más que los anteriores, pero igualmente fueron muy puntuales. Ni el apoyo al Gobierno, ni el ataque al PP eran los objetivos de la manifestación, a pesar de que el enfadocon el PP de los manifestantes era patente.

Hoy, al día siguiente, es el momento de preguntarnos: ¿Y ahora qué?

En mi opinión, debemos recuperar un clima político que haga posible la discrepancia y el debate sin recurrir a la descalificación permanente, a la negación total del adversario. La AVT y el PP han dicho cosas muy graves del gobierno y de quienes apoyamos al Gobierno, cosas que están al margen del debate político. En este sentido, quienes apoyamos al gobierno estamos ya hartos de que se nos esté acusando de cómplices, tibios y vendepatrias, cuando no directamente de etarras o de amigos de los etarras. Estamos hartos también de que se nos quiera presentar como enemigos de las víctimas porque mostramos discrepancias políticas con la AVT, una asociación que representa apenas al 20 por ciento de las víctimas del terrorismo y estamos hartos de esa payasada que cada vez salpica más de basura la política nacional desde los micrófonos de la Iglesia -que, recordemos todos, está subvencionada- y desde las páginas de alguna publicación digital, que pretende hacernos ver que la victoria electoral del PSOE está viciada de origen, así como la mayoría parlamentaria que apoya -aproximadamente- al Gobierno.

Si quienes se encuadran en la derecha consideran que el Gobierno se ha equivocado en su política antiterrorista, están en su derecho de decirlo. Diría más: tienen la obligación de hacerlo. Pero deben hacerlo de forma que sea posible el debate. Si la crítica consiste en decir que el Gobierno ha entregado Navarra, que los etarras están siendo excarcelados, que se han dado consignas para no detener terroristas