Yo siempre tengo razón. Sólo me equivoqué una vez: predije que me equivocaría, y no fue así.

P´habernos matao

10/03/2008

Oigan: me abruman ustedes. No he escrito nada desde hace dos días. Sin embargo, estoy batiendo un record de visitas. Parece que les interesa mi opinión sobre lo que ha ocurrido en Izquierda Unida. A mí también me interesa, pero todavía no la conozco. Les prometo que se la daré, pero necesito que me den ustedes un poco de tiempo para ordenarme y elaborarla. De momento, les daré tres o cuatro pinceladas generales sobre los resultados electorales:

1.- La elecciones las ha ganado el PSOE, sin duda alguna. Lo que no está claro es que las haya ganado la izquierda. Vamos, yo creo que está bastante claro que no las ha ganado la izquierda. No voy a recurrir a lo del chantaje nacionalista, porque no me lo creo, pero sí les voy a hablar a ustedes del chantaje liberal, que es el que realmente se va a dar, si el PSOE -no tiene otro remedio, dado el batacazo de IU- alcanza algún acuerdo de gobernabilidad con CiU. Ello supondrá, sin duda alguna, un frenazo para muchas de las reformas sociales llevadas a cabo durante la legislatura anterior y quizás una vuelta atrás en alguna de ellas.

2.- El PP no ha conseguido desplazar al PSOE del Gobierno, es decir, ha perdido las elecciones. Pero tiene una base social muy fuerte que no cede. Es frecuente escuchar en tertulias y cafés especulaciones acerca de las razones por las cuales en la dirección del PP se imponen los sectores más radicales. La respuesta es bien sencilla: la derecha social española es radical en sus planteamientos. El PP actual representa bastante bien a su base social. Así parece mostrarlo el hecho de que los 400.000 votos de más que ha tenido el PP con respecto a 2004 proceden de Madrid y de la Comunidad Valenciana, en las que el PP mantiene posiciones más radicales y desvergonzadas. Quizás un Partido Popular más centrista o moderado no tendría una base social tan sólida.

3.- Lo de Izquierda Unida no se puede explicar tan sólo por el llamamiento al voto útil y por la ley electoral. Es posible que eso haya sido la puntilla, pero hay otras razones achacables a nosotros mismos y no a factores externos que deben explicar lo que ha ocurrido, porque con el mismo sistema electoral, hemos tenido 18, 19 y hasta 23 escaños en otras ocasiones. La falta de definición política en algunos aspectos, la ausencia de un modelo territorial claro que nos ha llevado a sostener una política de alianzas errática y difícil de explicar, un apoyo demasiado incondicional y acrítico al PSOE -que yo no he cuestionado hasta ahora por cierto, es decir, del que soy responsable en lo que me toca- y otras cosas, quizás nos hayan pasado una factura que ahora nos parece demasiado cara. En cualquier caso, sobre este tema preparo una entrada futura. No soy capaz de decirles si la publicaré mañana o dentro de cuatro semanas, pero les garantizo a ustedes que en cuanto lo tenga claro y ordenado, les contaré a ustedes lo que pienso sobre el tema. Como les digo a ustedes que en política no hay nada definitivo, y que ya hemos sobrevivido en el pasado a hundimientos similares a éste. Conviene ver estas cosas con cierta perspectiva.

5.- Finalmente, no quiero dejar de destacar algunas curiosidades que la Ley electoral ha provocado en estos comicios. La primera de ellas es el peso específico de nuestros dos queridos diputados. Hemos conseguido mandar al Congreso a dos diputados, pero tienen un peso específico que abruma, ya que cada uno de ellos representa a 480.000 ciudadanos, frente a los 62.000 escasos a los que representa cada diputado popular. Tendrán que reforzar sus escaños, ni no quieren provocar un derrumbe en el hemiciclo. Otra cosa que me ha llamado la atención es la gran representatividad del PNV, que con una tercera parte de los votos obtenidos por IU, ha conseguido el tripe de diputados que nosotros. También llama la atención que el número de diputados obtenidos por UPD y PNV es prácticamente idéntico, a pesar de que UPD -un partido que tiene algunos planteamientos interesantes, pero está representado por una banda de impresentables, salvo Savater- logra un sólo diputado, mientras que el PNV tiene seis. Y como siempre CiU, que se las ingenia para rentabilizar sus votos al máximo: con sesenta mil votos menos que en 2004 obtiene un diputado más, mientras que ICV-EUiA pierde ese mismo número de votos y se queda con un diputado menos.

En palabras de mi querido amigo Juanma: p´habernos matao.