A mí, el tomate frito me gusta muy dulce, por eso le pongo tres cucharadas soperas de azúcar por medio kilo de tomate.

El Rey es un impresentable

22/04/2010

Miguel Delibes no era una persona a la que apreciara demasiado. Le conocí, como ya les he contado a ustedes,  y sé como trató e instrumentalizó a muchas personas, a algunas de las cuales me siento o me he sentido muy cercano. Sin embargo, Miguel Delibes ha realizado importantísimas aportaciones al patrimonio cultural español. Hace unas semanas, Miguel Delibes murió, la ciudad de Valladolid se volcó en su despedida, acudieron a sus funerales representantes del gobierno y de los partidos políticos, pero no se vió por allí a nadie de la Familia Real. Según parece, tenían que ir a ver una carrera de fórmula 1 a Bahrein. Mandaron un telegrama, eso sí, con las palabras contadas, para no gastar demasiado en estos tiempos de crisis, porque nobleza obliga, y aunque usted pueda pagarlo, España no puede.

Ayer murió José Antonio Samaránch. Un tipo al que no se conoce valorhumano, político, cultural o económico alguno. Al parecer fue boxeador y deportista mediocre, pero sobre todo fue falangista convencido y un burócrata primero del fascismo y luego del olimpismo. No aporto nada nunca a Espña, ni a Cataluña, ni acrecentó nuestro patrimonio cultural. El que sí acrecentó, al parecer, fue su propio patrimonio económico. Y no debe haber ningúna carrera de motos a la vista, ni ninguna corrida de toros, ni nada de eso que habitualmente despierta la inquietud viajera e intelectual de Su Majestad, porque ha sido morirse el sujeto que dijo que «con el fallecimiento de Francisco Franco, a mi parecer se cierra una de las etapas más brillantes de la historia de España«, y presentarse en Barcelona el Rey que no permite que se hable mal de Franco en su presencia, para presidir sus funerales.

No sé -yo lo creí así en su día, aunque cada día me lo creo menos- si el Rey ha aportado algo o no a la historia española, pero hoy, es cada día una figura más patética, más impresentable, más parecida al petimetre de su funesto abuelo.

También se ocupan del tema don Arraio, con brevedad magistral, y don Cero.