Bueno, antes o después volveremos a intentar romper España, y con más brío, si cabe…

Una consulta, dos preguntas

12/12/2013

Ya conocen ustedes mi postura sobre la posible independencia de Cataluña. Dejo a un lado mi preferencia personal, política y cultural de que Cataluña forme parte de España, y tengo en cuenta una realidad que me parece incontestable: en el territorio de Cataluña hay una comunidad de personas que tienen una fuerte identidad cultural y nacional -sea esto lo que sea-, que no se sienten amparadas por el estado español bajo cuyo paraguas viven actualmente y que reclaman el derecho de conocer si son mayoría o no lo son los que quieren abandonar dicho paraguas para, si es posible, abandonarlo efectivamente. Yo creo que esa comunidad tiene derecho al menos a conocer si ese deseo es mayoritario o no lo es, e incluso creo que, en caso de que se constatase el carácter mayoritario de dicho deseo, tendrían derecho a ponerlo en práctica declarando, de manera preferentemente negociada, pero si no es posible esto, de manera unilateral, la independencia de Cataluña.

Pues bien, hoy, después de muchos meses de marear la perdiz con el tema de la consulta y la pregunta, por fin, todas las fuerzas políticas que apoyan eso que se ha dado en llamar de manera un tanto cursi “derecho a decidir” se han puesto de acuerdo sobre la pregunta que hay que realizar a las personas que viven en Cataluña, y francamente, a mí como español que está deseando que este asunto se resuelva en uno u otro sentido, no me ha satisfecho demasiado la cosa, porque me temo cuál va a ser la respuesta que den los catalanes a las preguntas, y creo que no va a traer más que nuevos problemas o reeditar los viejos.

Las preguntas que -si Rajoy no aborta la consulta, que de este aborto Rajoy si es partidario– se van a realizar en noviembre de 2014 a la ciudadanía catalana son las siguientes: «1.- ¿Quiere usted que Cataluña sea un estado?» y «2.- Si es así, ¿quiere que Cataluña sea un estado independiente?» Creo que es evidente, en primer lugar, que se ha impuesto el criterio de la izquierda federalista, es decir, de ICV, y creo que es un error. No porque yo apoye el independentismo, cosa que no hago, sino porque ni las preguntas ni las respuestas van a generar una situación clara y no interpretable. Salvo que el resultado fuera No/No o Sí/ Sí, en cuyos casos la situación sí quedaría clara, en el primero de los casos durante unos cuantos años, y en el segundo de manera definitiva, y dado que el resultado No Si es físicamente imposible, el resultado Si/No, que -a riesgo de equivocarme- creo que es el más probable, no sería más que un nuevo origen de problemas, y de problemas de difícil, por no decir imposible, solución que derivarían en una independencia unilateral y no deseada por buena parte de los que han respondido sí a la primera pregunta.

En ese caso, los catalanes habrían manifestado su voluntad: constituirse en estado y mantenerse en el seno de una federación, o más bien confederación española. El problema es que esa solución sí que requeriría de la voluntad del resto de los españoles, que tendríamos que decidir si queremos o no queremos una confederación.

¿Por qué no les preguntan a los catalanes lo que de verdad hay que preguntarles? Es decir: «¿quiere usted que Cataluña mantenga su status actual de comunidad autónoma dentro de la España constituida en 1978, o prefiere que Cataluña se convierta en un estado independiente?» Es una pregunta clara, que daría lugar a una respuesta clara, ininterpretable e inapelable que España tendría que aceptar (o decidir ir a la guerra, como ha sugerido esta mañana Ruiz Gallardón). Yo sería partidario de que España aceptase la respuesta y en caso de ser afirmativa, se sentase a negociar con las autoridades catalanas la independencia, con lealtad, sin amenazas, y sin concesiones inaceptables tampoco, porque de lo que se está hablando, a uno y al otro lado del Ebro es del bienestar de quienes hasta ahora han sido nuestros conciudadanos. Sean o no parte del mismo estado, Cataluña y España deben ser naciones amigas.

Sin embargo como ciudadano español, no aceptaría de ninguna de las maneras una confederación. Al menos, no la aceptaría sin que se plantease también al resto de los españoles si quieren conformar esa confederación. Una confederación es un acuerdo entre partes, y no basta con que una de las partes la reclame -que es básicamente lo que supondría una respuesta Sí No a las preguntas de la consulta, sino que ambas partes deben ratificarla, y hacerlo democráticamente.

Yo soy unitario. Soy partidario de un sólo estado que garantice la igualdad de oportunidades y de derechos para todas las personas que viven en el territorio que administra, así como la pluralidad cultural y de identidades o nacionalidades. Hablo de un estado unitario común y no central, que no existe, ni ha existido nunca, pero al que aspiro, y creo que tanto el federalismo como el confederalismo nos alejan de ese ideal, por eso no los apoyo. Y por eso, ni Cataluña votase por constituirse en Estado, preferiría que fuese un estado independiente.