La porterita es una fresca, me parece a mí…

Venga, nada que celebrar

13/10/2015

Después de la gula, la paciencia es la virtud que más simpática me cae. Ayer, 12 de octubre, día de la Hispanidad, de la raza, del Pilar o cómo quieran ustedes llamarla, hice gala de la virtud de la paciencia todo lo que pude para evitar ser expulsado de las cosmopolitas filas del proletariado -ya se sabe: «nativa o extranjera, la misma clase obrera»-, pero esta mañana ya no he podido soportarlo más: zangolotineando por ese pozo de sabiduría que es twitter, me he topado con un twit magnífico, que no enlazo porque no lo he guardado, y para no humillar innecesariamente a su autor. Dicho twit, indignado con el «Descubrimiento» acababa con un sentido «Un abrazo a América Latina«. Helo:
«Celebrar un genocidio es equiparable a celebrar actos de terrorismo #nadaquecelebrar Un abrazo a América Latina»
Y me ha dado que pensar. Lo primero, he hecho una traslación: ¿Se imaginan ustedes un twit similar escrito por un inglés, manifestando su solidaridad con los americanos originales, los indios de las pelis del oeste, a través de un abrazo a los “Estados Unidos”? Sería, naturalmente, objeto de irrisión, porque en EEUU, a diferencia de la vapuleada «América Latina» a la que saludaba nuestro amigo, no han quedado más que cuatro americanos originales, y al único objeto de exponerlos en circos y atracciones de feria. Pero oigan, la izquierda española riega generosamente sus mitos para que crezcan y se desarrollen. Está muy bien eso…

«Un abrazo a América Latina«. No a la América indígena, ni a la América original. No, el abrazo es para América Latina: es decir, para la América que habla latin, español, portugués, francés, para la América de los criollos, que no eran otra cosa que la burguesía española y europea y sus descendientes, que en un momento determinado comenzó a pensar -con razón o sin ella, no entro en ese asunto- que sus intereses no coincidían con los de la metrópolis y empezó a organizar la independencia, sin tener en cuenta para nada a los indígenas que eran más una molestia que otra cosa. Aquellos estratos criollos dieron lugar a las élites latinoamericanas cuyo poder sólo hoy ha comenzado a limitarse gracias a gobiernos como el de Venezuela o el de Bolivia, pero hasta la fecha, esa América Latina (criolla) a la que nuestro amigo twitero abraza tan generosamente, no ha tratado a los indígenas mucho mejor de como los trató la terrible, despiadada y madrastrona España.

«Celebrar un genocidio es equiparable a celebrar actos de terrorismo”, dice nuestro twitero, antes de proclamar consecuentemente que no tiene nada que celebrar. Si tuviera un condensador de fluzo, pondría el DeLorean camino a La Española, marcando la fecha de 1492 y les preguntaría a los españoles que, mandados por el despiadado Colón, asolaban aquella isla, su opinión sobre «terrorismo» o «invasión», porque por lo visto, no fue un descubrimiento, sino una invasión. Seguro que me mirarían raro. Después, ajustaría el condensador de fluzo para que me transportara en el tiempo tres décadas más allá, para ir a ver a los aguerridos españoles al mando de Hernán Cortés, y pedirles que, cuando acabasen de vomitar, asqueados y espantados por la forma en que los pacíficos aztecas ajustaban las cuentas con los pueblos a los que sometían, me dieran su opinión sobre genocidio. Probablemente, unos y otros me mirarían como si fuera un marciano.

Conceptos como genocidio o terrorismo no son aplicables a pueblos que no pueden entenderlos. No podemos juzgar a los pueblos y a las personas que actuaron en el pasado, sobre todo si hablamos de un pasado tan lejano, con los criterios morales y políticos de hoy en día. Es así de sencillo.

Por otra parte, tras el absurdo slogan de #NadaQueCelebrar, lo que hay en realidad es un uso torticero del pasado para ajustar cuentas en el presente. Cierta izquierda que se cree más rebelde por negar sistemáticamente la idea de España, la derecha española que usa España como fusta, o los intereses cambiantes y circunstanciales de determinados nacionalismos a los que en ciertos momentos les puede interesar negar a España -pero animan a la roja-, usan la historia a gusto, y la reescriben y la reinterpretan constantemente para adaptarla a sus necesidades, como si la historia justificara o legitimara cualquier cosa que quienes vivimos hoy queramos o no queramos hacer. ¿Mataron los españoles a muchos americanos originales? Sí, probablemente. Como los ingleses en el norte, o como los aztecas sometieron a otros pueblos americanos, o los rusos repoblaron las estepas siberianas. Juzgar todo eso con los criterios de hoy es como reírse de Darwin porque no sabía conducir, que ya le vale…

Dicho lo cual, ¿había ayer, 12 de octubre, algo que celebrar? Para mí, no especialmente, pero eso es una cosa, y otra decir estupideces de manera compulsiva por el Twitter.