¿Por qué ahora los jefes y jefazos tienen cargos en inglés, y los más chulos, incluso en siglas?

A caballo regalado, no le mires el diente

12/09/2005

Esperanza Aguirre, ya saben ustedes, la Presidenta de la Comunidad de Madrid que, como Roviretxe, piensa que Catalunya está fuera del territorio nacional, y sus colegas, los presidentes de las Comunidades Autónomas del PP, están pasándolas canutas estos días. No es para menos, porque tienen al partido en serias dificultades ante la propuesta de financiación del sistema sanitario presentada por el Gobierno. Y es que se les ve el plumero cuando por una parte califican la propuesta de tramposa y, por otra, claudican aceptando el dinero ofrecido al grito canalla de «a caballo regalado no le mires el diente«, que recuerda aquel miserable «no hay mal que por bien no venga» que dicen que dijo el Caudillo chocho cuando supo de la voladura del Almirante Carrero Blanco.

El Gobierno, responsable ante su obligación institucional -más moral que legal- de garantizar un sistema sanitario público y de calidad igual para todos al margen de la región en la que residan, ofrece a las comunidades autónomas, que son las que tienen en exclusiva las competencias y la obligación y la capacidad de financiarse, una cantidad fija anual de 1.677 millones de euros extraordinarios para la sanidad pública en tanto se apruebe un nuevo modelo de financiación que actualice el de 2001. A esta cantidad, que es el triple de lo propuesto inicialmente, hay que añadir el adelanto de 1.365 millones de euros de los impuestos cedidos a las autonomías, así como la capacidad de éstas de obtener hasta 1.838 millones de euros más a través de los impuestos sobre la gasolina y la electricidad, aunque ya han anunciado que no van a hacer uso de ello, porque ya se sabe, si a uno le regalan un caballo, para qué se va a comprar otro.

Y no es que la propuesta realizada por el Gobierno de la Nación esté al margen de la crítica. Es una propuesta positiva, no sólo por su cuantía, sino también por el hecho de que al haberla realizado, el Gobierno revela una preocupación por el fortalecimiento del sistema sanitario público que hace muchos años que ningún dirigente político con posibilidades de gobernar había mostrado fuera del periodo electoral. Sin embargo no parece razonable cargar la financiación sanitaria, a partes iguales, sobre todo el mundo, mediante los impuestos indirectos, más aún cuando se han producido recientemente varias reformas del IRPF tendentes a reducir su progresividad y se anuncian otras en la misma línea.

El tema ha pillado a las comunidades autónomas del Partido Popular con el paso cambiado. Esperanza Aguirre, ya saben ustedes, la que no tenía noticias de los Decretos de Nueva Planta, acaba de liquidar el Impuesto de Sucesiones, a pesar de sus obligaciones financieras para con la Sanidad y otros servicios y de aquellas promesas incumplidas en las que apostó su cargo a la eliminación de las listas de espera. Pues bien, ahora se descuelga con es hipócrita «a caballo regalado no le mires el diente«.

Las Comunidades Autónomas recibieron en su día las transferencias sanitarias y la capacidad para financiarlas. Ahora, el PP parece querer hacer gala de aquel eslogan reaccionario con el que se presentaron a las elecciones, «menos impuestos, más seguridad«, que traducido a román paladino parecer querer decir «nosotros bajamos los impuestos, pero tenemos la seguridad de que el gobierno será el que financie nuestras obligaciones, sobre todo ahora que el gobierno es de los otros: que se desgasten ellos«. Desde hace unos días, los presidentes autonómicos del PP están dejando claro que anteponen el interés electoral de su partido al de los ciudadanos de sus comunidades al actuar conjuntamente y con criterios marcados desde la calle Génova en lugar de estudiar seriamente la propuesta. Sería comprensible que los presidentes autonómicos, de un partido o de otro, pidieran al Gobierno más tiempo para estudiar la propuesta en sus comunidades. No se comprende, en cambio, que el PP imponga un ultimátum al Gobierno para presentar su propuesta, pero adelante por boca liberal que «a caballo regalado, no le mires el diente«.