El problema de no mancharse las manos con sangre ajena es que alguien se las manche con la nuestra.

Sahara, mi hoja de ruta

09/12/2009

En la izquierda, a veces, tenemos contradicciones demasiado complicadas. Una de ellas es la de la guerra justa, y la renuncia a hacer uso de la fuerza militar, mientras mantenemos unos carísimos ejércitos y dedicamos a finaciarlos ingentes cantidades de nuestros presupuestos, detrayéndo recursos de otras prioridades. Yo creo que hay guerras justas. La guerra en defensa de la República fue justa, la resistencia a los nazis fue una guerra justa… Esto vene a cuento a lo del Sahara. Hace treinta años, la inexperiencia y debilidad política del heredero a título de rey, que se consideraba a sí mismo sobrino de Hassan II, unido a que en España andábamos ocupados en el óbito del enano sanguinario, provocaron que Marruecos se hiciese con una provincia española, así, como quien no quiere la cosa. Los saharauis estaban tan representados en las tiránicas instituciones españolas como los jienenses, los zaragozanos o los ceutíes.Es decir, si no se hubiese aprovechado Hassan de la situación, hoy los saharanuis podían estar igual de preocupados que los sorianos por temas como, por ejemplo, la Ley Electoral o la trama Gürtell. Y quizás incluso por su derecho de autodeterminación, pero en condiciones muy diferentes a las de ahora.

Hoy, aquellos españoles -los que quedan, o sus descendientes- no son españoles. Son marroquíes a la fuerza y no quieren serlo porque creen que tienen derecho a un Sahara independiente. Algunos, en nuestro país, por demagogia, por ignorancia, o por oportunismo, proponen lo mismo para los ceutíes y los melillenses: convertirles en marroquíes por abandono. No sé yo si en otros países europeos, más celosos que España en la defensa de su soberanía -que es lo mismo que su libertad- hubiera podido ocurrir algo similar. El Rey de Marruecos, con el silencio vergonzante de su tito, el Rey de España, y con la complicidad de todos lo gobiernos que ha tenido la democracia española, cree que tiene derecho a la propiedad -lo que ejerce el Rey de Marruecos sobre el Sahara, e incluso sobre el propio Marruecos, no es soberanía, sino propiedad- del Sahara, poque allí se encuentra el mayor yacimiento de fosfatos del mundo.

El caso es que estamos ante una antigua provincia española que se encuentra hoy bajo la bota marroquí, en situación internacional ilegal y con el mandato de las Naciones Unidas de cleebrar un referendum de autodeterminación que nunca secelebra. Me pregunto yo si España no tiene quizás la obligación moral y política de intervenir con algo más de rotundidad que lo que está haciendo, ahora que se nos ha pasado ya el shock por la muerte del caudillo y la marcha verde. No sé, se me ocurren medidas como ofrecer la nacionalidad española a los saharahuis, hacer un reparto masivo de pasaportes españoles en los campamentos de refugiados, para inmediatamente reconocer el derecho de autodeterminación del Sahara, y advertir a Marruecos que cualquier acto hostil contra ciudadanos y territorio saharahui se considerará como un acto hostil contra ciudadanos y territorio español, con todas las consecuencias previsibles, y acto seguido, trasladar a las instituciones internacionales la decisión española de convertirse en organizador del referendum de autodeterminación y ayudar a los saharahuis a conseguir un estado viable, con un ejército que sea capaz de repeler las posibles agresiones marroquíes; establecer tratados económicos preferentes con el Sáhara, y tratar a Marruecos de apestado internacional, como se hace con otras dictaduras mucho menos despreciables que la marroquí, como es el caso de la cubana.

Es que digo yo que ya que tenemos ejército, y lo sufragamos con gran esfuerzo y sacrificio de gastos sociales, pues vamos a darle algún uso diferente que jugar al risk.